El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson se basa en la historia clínica y
familiar y la exploración.
El temblor es uno de los signos más frecuentes y tempranos de la
enfermedad de Parkinson, aunque no es estrictamente necesario sufrirlo para
llegar al diagnóstico. Por tanto, no todos los pacientes con la enfermedad de
Parkinson presentan temblor en los estadíos iniciales ni tampoco todas las
personas que tiemblan sufren enfermedad de Parkinson.
El temblor afecta muy raramente a la cara como síntoma inicial de la
enfermedad. En cambio, sí es un signo habitual de la enfermedad la
disminución de la expresión facial.
La rigidez muscular, la lentitud de movimientos, caminar arrastrando
los pies, problemas de equilibrio y dar pasos lentos son algunos síntomas
llamativos a primera vista. De hecho, a veces los pacientes cuando empiezan a
andar dan pasos rápidos y cortos, con dificultad para pararse. También es
característica la torpeza con las manos y la escritura lenta.
No
existe ningún tipo de análisis de laboratorio o estudio radiológico o de otro
tipo que sea típico de la enfermedad. Los resultados analíticos ayudan a
descartar otras enfermedades, pero el diagnóstico final de Parkinson se apoya en
la experiencia y el conocimiento del médico.
La única prueba complementaria con valor diagnóstico positivo es la
tomografía por emisión de positrones (PET), un estudio de imagen que permite
visualizar el estado en que se encuentran los receptores dopaminérgicos. Esta
prueba no suele realizarse más que en casos muy dudosos o en ensayos de
investigación.
La tomografía axial (TAC o escáner) o la resonancia magnética (RMN) sólo
sirven para descartar la presencia de otras enfermedades que pudieran dar
síntomas parecidos al de la enfermedad de Parkinson, especialmente al inicio,
como trombosis cerebrales, aterosclerosis o tumores.
Los análisis se harán para descartar: hipotiroidismo, enfermedades
autoinmunes o disfunción hepática.
Un médico experto es generalmente capaz de
realizar el diagnóstico basándose únicamente en los síntomas del paciente. Aún
así existen una serie de criterios diagnósticos de la enfermedad de Parkinson:
Positivo:
presencia de un síntoma como lentitud (bradicinesia) y al
menos uno de los siguientes: rigidez muscular, temblor de reposo o inestabilidad
postural.
Negativos:
1) El paciente no puede estar tomando medicamentos que
produzcan síntomas parkinsonianos.
2) No debe tener demencia como síntoma
inicial.
3) No puede tener dificultad para tragar o para hablar de forma
precoz.
4) No puede tener antecedentes de intoxicaciones o encefalitis.
5) No debe tener una prueba de imagen (TAC o RMN) con lesiones que explican
los síntomas.
En algunas ocasiones se puede utilizar una prueba terapéutica para confirmar
los casos dudosos. Se recurre a la administración de levodopa al paciente. Si
éste responde y sus síntomas mejorar, el diagnóstico de enfermedad de Parkinson
es más probable.
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