jueves, 8 de mayo de 2014

FUMAR MARIHUANA ALIVIA LOS TEMBLORES Y DOLORES EN EL PARKINSON

Fumar cannabis parece reducir el temblor y el dolor y mejorar el sueño en pacientes con enfermedad de Parkinson, según informaron investigadores de Israel. 
En general, los resultados de los pacientes con la enfermedad de Parkinson promediaron 33 según la Escala de evaluación de la norma unificada de Parkinson (UPDRS) antes de haber fumado cannabis en el laboratorio, y tuvieron un promedio de 24 a los 30 minutos, informó la médica investigadora Ruth Djaldetti, de la Universidad de Tel Aviv, Israel, en su reciente presentación en el 17° Congreso Internacional sobre la Enfermedad de Parkinson y Trastornos del Movimiento, realizado en Sydney, Australia.
"No sólo vimos mejoría en el temblor en estos pacientes, sino también en la rigidez y la bradicinesia," comentó Djaldetti. "Yo recomendaría el uso de la marihuana a mis pacientes como último recurso, si nada más está resultando para ellos o si tienen dolor".
La marihuana medicinal es legal en Israel para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, explicó Djaldetti. "Los 20 pacientes que participaron eran consumidores de cannabis antes de que participaran en el estudio. Fueron revisados antes de haber fumado cannabis en la clínica y luego se pusieron a prueba 30 minutos después de fumar". Los pacientes tenían cerca de 66 años de edad y habían sido diagnosticados con la enfermedad de Parkinson durante una media de 7,5 años.
Antes de fumar, los 20 pacientes tenían una puntuación media de 7,5 en el dominio de temblor de la escala UPDRS, pero después de 30 minutos después de fumar la puntuación media del temblor disminuyó a 3,5, dijo. La puntuación rigidez disminuyó 7,4 a 6,4. La puntuación bradicinesia se redujo de un promedio de 13,2 a un promedio de 8,6. 

"Se habían informado reducciones marcadas en los medios de comunicación israelíes sobre la capacidad de la marihuana para reducir el temblor", dijo Djaldetti. "Hemos visto una reducción en el temblor, pero fue menos dramática en nuestra clínica que en la televisión. Los pacientes nos dijeron que el efecto beneficioso del consumo de cannabis tiene una duración de aproximadamente 2 a 3 horas".

Desde 1996, cuando los californianos aprobaron la marihuana medicinal, otros 17 estados de EE.UU. y el Distrito de Columbia también han aprobado su uso. Sigue siendo ilegal bajo la ley federal, aunque la administración Obama ha señalado que la aplicación de la prohibición federal en los estados que han legalizado no es una prioridad del gobierno. Es legal para uso médico en Canadá y en muchos otros países.
La doctora Karin Gmitterova, profesora asistente de neurología en la Universidad de Bratislava, en Eslovaquia, dijo a MedPage Today que "Hay una comunidad de pacientes que comparte sus experiencias en el uso de formas alternativas de medicina... Ellos tienen más experiencia con el consumo de cannabis en la República Checa y el informe de los pacientes puede ser de ayuda".
"No va a reemplazar a la levodopa, por supuesto", continuó Gmitterova, que no participó en el estudio. Sin embargo, "la reducción en la puntuación de UPDRS que vemos aquí no sólo es estadísticamente significativa, sino que esto es clínicamente importante también".
"Cuando los médicos no pueden ayudar a los pacientes, ellos van a encontrar otros métodos de tratamiento a través del boca a boca o por Internet, o de sus familiares o amigos", añadió.
Djaldetti dijo que los investigadores "toman más en cuenta las mejoras en la rigidez y la bradicinesia. Con el cannabis los pacientes que fueron capaces de mejorar sus habilidades de motricidad fina. No llegamos a ver una mejoría en la marcha y la postura. Dudo que aumentar el tamaño de este estudio diese como resultado un hallazgo importante para la marcha o la postura".
Además, todos los pacientes en el estudio ya estaban tomando medicamentos para aliviar el dolor, pero los tratamientos no estaban proporcionando el alivio necesario, señaló. "Vimos una dramática reducción en el dolor en nuestros pacientes y en su capacidad para dormir. Cuando su dolor se redujo, dormían mejor".

viernes, 2 de mayo de 2014

EL PARKINSON, CUANTO ANTES SE OPERE MEJOR por Ágeles López (EL MUNDO)

Los pacientes con Parkinson y candidatos a la cirugía de neuroestimulación cerebral no tendrán que esperar una década para ser intervenidos. Según los datos de un estudio, publicado en la revista 'The New England Journal of Medicine (NEJM)', los beneficios que ofrece la operación en una etapa precoz de la enfermedad superan a los riesgos.
Cuando el Parkinson es diagnosticado, los pacientes suelen responder muy bien a los fármacos que tienen una acción similar a la dopamina, cuyos niveles están muy bajos en estos enfermos. Sin embargo, después de un periodo inicial, los beneficios son enmascarados por las complicaciones motoras y, además, se suele dar una respuesta inestable a estos medicamentos, en la que hay momentos del día en los que la persona está bien y muchos otros en que está mal. En estos casos, y cuando las alteraciones motoras se dan en los dos lados del cuerpo y en la cara, se indica la neuroestimulación.
La técnica quirúrgica, probada por primera vez en Europa hace 24 años por el doctor español Roberto Figueiras, consiste en la implantación de unos electrodos que producen estimulación en una zona del cerebro (el núcleo subtalámico). El sonido de las neuronas guía el camino para colocar estos electrodos. Este 'marcapasos' permite que los circuitos del cerebro que controlan el movimiento funcionen mejor.
Mayor calidad de vida
Hasta ahora, y debido a los riesgos que puede conllevar la intervención y que pasan por hemorragias o trombosis y como consecuencia una posible hemiplejia, se esperaba a que el paciente tuviera un deterioro importante de su calidad de vida, problemas psicosociales y deterioro de su vida profesional para llevar a cabo esta operación, lo que suponía que el paciente no pasara por quirófano hasta 10 0 14 años después de su diagnóstico. Además, no había evidencia científica que demostrase los beneficios de la neuroestimulación en una etapa precoz de la enfermedad. Precisamente, el estudio de 'NEJM' cubre ese vacío.
"Este es un estudio largamente esperado. Los pacientes esperan mucho hasta llegar a la intervención. Este trabajo demuestra que sí hay indicación para intervenir antes", afirma José Obeso, neurólogo del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) y de la Clínica Universidad de Navarra y uno de los profesionales españoles con más experiencia.
El trabajo, realizado por diferentes hospitales franceses y alemanes, asignó de forma aleatoria a 251 personas con Parkinson y con complicaciones motoras a recibir la terapia quirúrgica junto con la farmacológica o bien solo la medicación. Los pacientes tenían una edad media de 52 años, una buena salud en general, sin demencia y con una evolución media desde el momento del diagnóstico de 7,5 años.
Tras dos años de seguimiento, se comprobó que aquellos que fueron operados tenían una calidad de vida muy superior a los que recibieron solamente la medicación. Además, la tasa de efectos secundarios graves fue similar, ocurriendo en el 54,8% de los participantes intervenidos y en el 44,1% de los que recibieron el tratamiento farmacológico.
Cambiará la práctica clínica
"Son unos resultados buenos. El grupo de pacientes intervenidos tiene ventajas sobre el otro. Esto facilita poder plantearle a un paciente que cuanto antes se opere mejor, algo que venimos diciendo algunos médicos desde hace tiempo", señala Obeso.
La ventaja fundamental es que el paciente estará más tiempo libre de síntomas. El Parkinson es una enfermedad que progresa en el tiempo. Tras llevar un tiempo en tratamiento, suelen aparecer las alteraciones motoras, que pueden eliminarse con la cirugía. Sin embargo, un par de décadas después de su inicio, el 95% de los pacientes tiene deterioro cognitivo y otros síntomas como somnolencia importante todo el día o caídas frecuentes.
"Estos problemas no son tratables médicamente y no responden al tratamiento quirúrgico porque la enfermedad se ha diseminado. Si uno opera a una persona a los 42 años, a los 10 años la persona sigue íntegra. Le vamos a dar un periodo de tiempo más amplio sin síntomas. Pero si se opera después, a los 14 años de su diagnóstico, el paciente será mayor y el periodo de beneficio por la cirugía será mucho menor", aclara este neurólogo.
Jóvenes con Parkinson, los más beneficiados
Por otro lado, este especialista señala haber operado a personas jóvenes. "Tenemos pacientes de unos 30 años operados". Hay que tener en cuenta que en un 20% de todas las personas con Parkinson la enfermedad aparece entre los 40 y 45 años, estos casos se denominan enfermos con Parkinson de inicio temprano. Dentro de este grupo, existe un porcentaje de pacientes que desarrollan la enfermedad en una etapa anterior. "Son aquellos con un componente genético y que les genera la patología a los 20 o 30 años", explica Rosario Luquin Piudo, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología.
Esta especialista señala que son ellos los que más se beneficiarán de este adelanto. "Por ser jóvenes, su cerebro no está muy envejecido y se beneficiarán más al estar más tiempo libres de síntomas".

Factores excluyentes
Un editorial, publicado también en 'NEJM', avala positivamente el resultado del estudio, aunque señala un efecto secundario que hay que tener en cuenta. "El suicidio fue mayor en el grupo de la neuroestimulación", por lo que recomiendan la vigilancia individualizada de estos pacientes. No obstante, matiza Obeso, esta incidencia fue pequeña, sólo se dieron tres casos en total, dos en los pacientes operados y uno en el otro grupo. "No es un dato llamativo, no es un tema que nos preocupe salvo que el paciente esté deprimido". Por otro lado, la personalidad es uno de los factores que se evalúa a la hora de implantar estos electrodos. "Ciertas personalidades son excluyentes de esta intervención, ya que pueden desarrollar un cuadro obsesivo con el aparato".
Otros factores que contraindican la operación son el precisar de anticoagulación y no poder retirarla, tener más de 70 años, sufrir un cuadro de inmunosupresión, que el paciente viva en un lugar que no tenga fácil acceso a los controles que necesita para su seguimiento o que no se lo pueda pagar, pues su coste está entre los 35.000 y 40.000 euros. "En España este factor no es excluyente y lo único que implica es que se tarde más o menos tiempo porque las listas de espera son largas, pero en otros países el sistema sanitario no lo cubre gratuitamente", declara este especialista.
Por último, la doctora Luquin insiste en que "la neuroestimulación no es una terapia curativa ni hace que la enfermedad progrese más despacio, sólo mejora los síntomas". No obstante ese efecto tiene un alto impacto en la calidad de vida del paciente.

lunes, 30 de diciembre de 2013

TESTIMONIO PERSONAL

¡Hola a todos!

Mi nombre es José y tengo 28 años.
Verán, yo tocaba el piano, saben ustedes?. Y yo estudiaba y hacía cosas y tenía una vida "normal", de esas que... bueno, que simplemente no te plantean preguntas. Y miren que yo solía (y sigo haciéndolo) plantearme preguntas. De hecho, he estudiado filosofía. Si, yo estudiaba filosofía, lo hacía por lo mañana, 19 asignaturas tenía, de hecho (y lo digo con orgullo y satisfacción, no lo voy a negar), eso por la mañana. Por la tarde iba a clases de piano, alemán y japonés. Los sábados por la mañana cantaba en un coro, hasta la 1... y es que a la 1 y media entraba a trabajar como camarero en un restaurante hasta que se acababa el fin de semana. Y yo tan feliz y lleno de energía. Y no me pregunten cómo, pero tenía tiempo para salir con mis amigos, con la chica con la que estaba y seguir devorando libros y películas sin parar, pero el caso es que me las apañaba.
Yo lo recuerdo con orgullo y satisfacción no lo voy a negar.
Luego, con 24 años, vino el parkinson, y yo, tan campante, lo puse en la lista de tareas. Venga, una más. ¿por qué me va a afectar a mi? ¿a mi? si yo soy supermán. "Bastante tengo con el parkinson mismo como para además coger una depresión", me decía. Nada, nada.
Pero he aquí que no fue así, que mi febril actividad se frenó, que yo me dispersé, que cambié mi actitud, y lo que es peor, que empecé a tratar a la gente mal, la cual, por supuesto, no tenía culpa de nada. Pero yo, en mi ceguera, me fui cabreando paso a paso con todo lo que encontré. Desde mi chica, hasta mis amigos, desde el mundo hasta mi mismo, desde los médicos a los medicamentos, me cabreé con mis manos, que ya no tocaban igual el piano, me cabreé con mis piernas, que no me llevaban a dónde yo quería, y con tanto cabreo, acabé mandándolo todo al garete (en el fondo, a mi mismo).
¿Pues saben que vengo a decirles? Que no hay que rendirse nunca, y que cabreado se está en el fondo muy mal. Nada de autocompadecerse tampoco, que el beneficio real que se obtiene (porque, no nos engañemos, cuando nos enfurruñamos como niños pequeños ¡claro que obtenemos beneficos! tal vez nos permitimos hacer lo que nos da la gana, o bien obtenemos compasión de los demás, ¡¡pero es una trampa!! Podemos abandonar algún proyecto si ya no podemos seguir con él adelante, pero abandonarnos nosotros mismos, eso nunca, porque nosotros mismos somos el verdadero proyecto que vamos construyendo cada día, en cada instante, y hemos de valorar lo que es verdaderamente importante, que es aquello que nos hace feliz.
Uno vive tan tranquilo, creyéndose que lo tiene todo atado y bien atado hasta que una enfermedad, o un accidente de coche, o vaya usted a saber que te vuelven la vida del revés. Pues si, pero verán, cuando suceden este tipo de cosas, uno acaba por hacerse LAS preguntas adecuadas (yo ya les he comentado que estudiaba filosofía, así que pueden imaginarme divagando sobre la existencia del alma, la naturaleza del conocimiento científico o si un árbol que cae en un bosque hace ruido aunque nadie lo esté escuchando, o, dicho de otro modo, las clásicas preguntas de toda la vida ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?). Ya no me pregunto quién soy sino qué siento, no pregunto de dónde vengo sino quién me estaba esperando cuando he venido. Ya no me pregunto a dónde voy sino quién quiero que me acompañe durante el recorrido.
Uno se hace preguntas, y la pregunta más importante que me he hecho es ¿cuáles de las cosas que he hecho o he encontrado en la vida me han aportado más alegría, más felicidad? De todo cuanto llevo visto hasta ahora ¿qué es lo que realmente merece la pena? No sé ustedes, al preguntarles por los momentos más felices de su vida, en qué pensarán. Pero yo, por mi parte, lo primero en lo que pienso es en mis seres queridos, en mi familia, en mis amigos, en momentos compartidos, pues eso es la felicidad, un momento compartido.Yo he necesitado el parkinson para darme cuenta, ironías de la vida, saben. Y en cierto modo me alegro.
Yo soy un hombre afortunado también, porque ¿recuerdan que les dije que tenía amigos pero que me aislé y no les traté muy bien? pues mire, siguen ahí. Y otras cosas que han cambiado y que había tomado como un paso atrás, como el dejar de estudiar tanto y el rendir tan extraordinariamente, no han sido tan malas como pensaba. He aprendido que tanta actividad no era sino una huída. Mucho pensar y mucha actividad... para no sentir. De no haber sido por el parkinson, tal vez ahora seguiría corriendo, seguiría huyendo, tendría 3 masters en cualquier chorrada sofisticadísima... que me alejarían mientras me ocupo en ellos de mis auténticos problemas.
El mundo es un lugar jodido, no digo que no, pero también puede ser maravilloso, y lo fantástico es que en lo fundamental, depende de nosotros.
Yo ya no corro como antes, ni metafóricamente ni literalmente, pero he descubierto que es mejor andar, o incluso cojear, si vas realmente acompañado.
Aferraos al amor que tengais, al que deis y al que recibais, porque es el mayor tesoro de vuestras vidas. Eso es lo que he aprendido yo... no era fundamental el parkinson para aprenderlo, pero lo importante es que de un modo u otro me he dado cuenta. Ahora tan sólo me queda vivir conforme a ello y quitarme años de egoismos y cortedad de miras. Bueno, sin duda será un viaje apasionante. Siento que lo mejor de mi vida está por venir, y digo "por venir" aunque no vendrá de ninguna parte, sino que tendrá que salir de mi. Nadie nos va a salvar, hay que poner de nuestra parte. Hay que quererse, cuidarse, sólo así podremos querer a los demás. De lo contrario no te unirá el amor, sino la necesidad, y eso no es unión, es atadura.
Aferraos al amor que tengais, al que deis y al que recibais, porque es el mayor tesoro de vuestras vidas. Sin salud no hay nada, pero la salud no lo es todo. Puede que el cuerpo se arrastre, pero el alma vuela. Y si, hay momentos malos en la vida, pero como dice una amiga mía "siempre que llovió, paró".
Gracias por escucharme, poder compartir esto con ustedes significa mucho para mi. Antes habría sido una oportunidad para quedar bien ante vosotros. Ahora es una ocasión para sentirme bien estando con vosotros.
¡Ah! Una última cosa ¡no abandonen sus inquietudes! ¿recuerdan que les dije que yo tocaba el piano? quizá les parezca un poco ridículo un pianista con parkinson, pues bien, sigo tocando. Con todas las experiencias vividas en los últimos dos años, con el reexamen de mi vida y de mis valores creo que he madurado, aunque todavía me queda un largo camino por recorrero, pero en cualquier caso, sigo tocando, ¿por qué no? y la vida que no pueden expresar las manos, ahora la puede sentir el corazón.
Un saludo con todo mi cariño

José

jueves, 26 de diciembre de 2013

EL PARKINSON NO MANDA EN MI VIDA


Luis Alberto García Gil está casado, tiene dos hijos y 54 años y le diagnosticaron la enfermedad cuando tan solo tenía 44.
“Yo creía que tenía un tumor; el proceso comenzó dos años antes y fue un auténtico mazazo, se te cae todo encima, piensas que no vas a poder hacer nada”.
Alberto fue reaccionando y “levantando el vuelo”. Cuando le ocurrió no sabía nada sobre la enfermedad.
“Mi familia se dio cuenta de que movía torpemente una pierna y un brazo, yo no me di cuenta. Un día en una reunión fui perdiendo la escritura, empezaba a escribir grande y después hacía la letra muy pequeña hasta que desaparecía, como una línea”, nos cuenta Alberto.
No está demostrado que el estrés afecte como desencadenante de la enfermedad pero Alberto afirma que es una situación común a muchos enfermos. “Si tienes un trabajo estresante déjalo o cambialó porque el estrés hace avanzar la enfermedad. Si no lo haces puedes cavarte la tumba siguiendo con él”.
Alberto es tratado con un neurotransmisor llamado levodopa.
“Los síntomas suelen aumentar pero es posible por lo menos retrasarlos o mantenerlos. Es básico el ejercicio de actividad moderada, ir gestionando el tema de tus neurotransmisores artificialmente, como el que echa gasolina y va ahorrando”
El apoyo familiar y del entorno es fundamental. “Anímicamente primero me hundí, luego en el proceso he ido superándolo con muchas ganas de vivir y ahora estoy mejor que cuando empecé la enfermedad”, asegura Alberto.
“Primero viene el mazazo y entonces tienes la certeza de que vas a terminar languideciendo y ser como un abuelito y dices, madre mía con 44 años la que me espera. Luego empiezas a dudar cuando vas a las asociaciones y ves gente con la misma enfermedad que ha resuelto ya tus dudas”, afirma Alberto.
“Ha cambiado mi escala de valores. Hay gente tan pobre que sólo tiene dinero. Ahora soy rico en buenos deseos de la gente en cariño y eso es lo que cuenta al final”, sentencia nuestro amigo Alberto.
Existe gente que te marca y a Alberto le ocurrió con un emigrante marroquí llamado Fadil. “Me dijo: eres tan buena persona que estoy rezando a mi Dios para que te cures. Yo pensé, no puedo decepcionar a éste ni a ninguno de los buenos deseos que tiene mi gente y decidí mantenerme bien”.
Alberto le pide a los afectados que reflexionen y comprueben que las dudas y los mitos no son tales: “Esto no es tan malo cuánto me cuentan, se puede hacer de todo, conducir, disfrutar de la vida, bailar; quizá con más esfuerzo o a otro ritmo, pero se puede. Hay que acostumbrarse a un compañero puñetero como es el párkinson, no dejarle mandar en tu vida“.



miércoles, 18 de diciembre de 2013

LA CURA DE LOS CABALLOS por Verónica Galán

Cuando internan a una persona mayor en una residencia parece que lo que le queda por vivir está condenado al aburrimiento y a la monotonía. En la Residencia Amma de Santa Cruz han querido acabar con este prejuicio ofreciendo entre sus servicios una terapia asistida con caballos al aire libre que mejora su estado físico y mental de una forma diferente.
Solemos asociar a un abuelo solitario con un pájaro, un perro o un gato. Y es que las mascotas y los animales en general no sólo dan compañía, sino que psicológica y físicamente pueden aportarles mucho más. Este es el caso de los caballos, cuya simple respiración puede relajar y mejorar la atención.
Una vez al mes, los residentes de Amma se preparan para una sesión de esta novedosa terapia. Se levantan temprano, se visten con ropa cómoda y suben a los coches que los llevan al Centro Hípico La Cordillera, en Guamasa. Una vez allí, los acomodan en las gradas del terreno a la sombra de unos grandes paraguas a la espera de su turno. "No podemos aferrarnos a un horario porque con ellos nunca se sabe", comenta una de las gerocultoras que acompaña al grupo.
Laura de la Rosa es la joven fisioterapeuta de la residencia y desde pequeña monta a caballo. "Quise unir las dos cosas que me gustaban", asegura, y por eso ahora es la monitora de estas sesiones de rehabilitación.
"Yo no me subo, que ya estoy muy mayor para eso", comenta una de las residentes. "Yo tampoco, que mi tiempo para montar a caballo ya pasó", responde otra. "Nos adaptamos a ellos. No tienen por qué subirse todos. Tocarlos o peinarlos también les sirve", explica De la Rosa. Pero no es eso lo que piensa el abuelo José Manuel Afonso. "¡Valiente!", le vitorean sus compañeros al acercarse pasito a pasito a la yegua. Afonso se mueve con dificultades por culpa del Parkinson.
Una vez junto al imponente animal, comienza a acariciarlo sin pronunciar una palabra. Llega el gran momento, los asistentes dirigidos por De la Rosa se disponen a aupar al inexperto jinete. De un empujón y a duras penas consiguen que Afonso se suba al equino, momento en que pronuncia las primeras palabras del día: "Coño, coño, coño", exclama del susto aferrado a las crines. De la Rosa lo calma y el abuelo empieza a relajarse y a disfrutar de la yegua. Poco a poco va enderezándose.
"El movimiento que haces con la cadera al estar subido es igual al que hacemos al andar. Así recuerdan cómo deben de moverse", comenta De la Rosa, que añade: "Además, al tener que estar derecho para no perder el equilibrio, conseguimos que su centro de gravedad deje de ser el parkinsoniano, hacia adelante, y vuelva a su sitio".
Afonso se relaja más y va sintiendo la caliente piel de Ina Dancing, una yegua de hipódromo de 13 años que De la Rosa educó para ser la encargada de la rehabilitación de los mayores, pero también disminuidos psíquicos y niños en general. "Los más pequeños que padecen hiperactividad montados en Ina se relajan y por fuerza tienen que estar tranquilos, porque si no ella se pone nerviosa y podría tirarlos", dice la joven fisioterapeuta.
"Para otro tipo de patología usamos a Margarita, una yegua más baja y ancha que Ina para que les sea más fácil subirse", aclara se la Rosa. Ana Díaz Armas, la directora de la Residencia, asegura que llevan cuatro meses con la terapia. "Venimos una vez al mes en grupos de 15 a 20 personas, aunque alguno no quiere subirse se acaban animando", explica la directora.
Los principales beneficios que se consiguen con el contacto ecuestre es la relajación y estimulación muscular mediante el calor corporal del caballo. También se mejora el equilibrio y la postura gracias a los impulsos rítmicos del animal, que incluso contribuyen a la rehabilitación neuromotora. Los beneficios psicoterapéuticos se consiguen al caminar hacia delante montados en la yegua, lo cual ejerce una influencia positiva en pacientes depresivos o angustiados. La relación de personas mayores con animales mejora la autoestima, la sociabilidad, la superación de episodios de aislamiento y el estímulo pscicomotor al acariciarlos o peinarlos.
La Residencia Amma de Santa Cruz también dispone de un programa parecido en el que un perro adiestrado pasa la tarde con los mayores. Y los resultados se notan.

martes, 17 de diciembre de 2013

UN PASO ADELANTE

El Parkinson es una enfermedad degenerativa crónica y que afecta al sistema nervioso, su efecto es principalmente y a medio plazo la paralización del sistema nervioso. Aunque este no es su único golpe de efecto, también puede llegar a producir alteraciones cognitivas, cambios a la hora de expresar las emociones, incluso en la función autónoma.
La enfermedad fue identificada en el siglo XIX por un médico británico cuyo apellido da nombre al citado desorden neurológico, aunque no fue hasta 1960 cuando los cambios biológicos del Parkinson fueron identificados. El doctor James Parkinson hizo un gran descubrimiento, lo que no sospechaba es que muchos años después los avances médicos y científicos conseguirían luchar contra él con tanta efectividad.
El servicio de Neurocirugía del Hospital la Fe de Valencia, ofrece desde inicios de este año intervenciones contra esta enfermedad mediante la inserción de electrodos profundos (estimulación cerebral) con la ayuda de un sistema propio de TAC intraoperatorio. La novedad no es la intervención en sí, ya que esta se ha realizado en varias ocasiones, sino la manera de hacerla, lo que ha convertido al centro sanitario en pionero en el tratamiento del Parkinson.

Sin margen de error

Uno de los responsables de esta intervención, el neurocirujano Carlos Botella, explica que “mediante la inserción de un electrodo en una zona profunda del cerebro se consigue estimular el movimiento y la rigidez”. Pero el doctor insiste en que lo novedoso de esta operación es que “el paciente está continuamente controlado por un TAC evolutivo, que asegura la correcta colocación del microelectrodo, consiguiendo una absoluta precisión”. Según el doctor Botella, “se ahorra mucho tiempo porque las pruebas que antes se hacían después de la operación para comprobar si se había insertado bien, ahora se hacen en el momento y hemos eliminado el margen de error”, afirma.
Hasta el momento, la Unidad Multidisciplinar de Estimulación Cerebral Profunda del Hospital La Fe realizaba una media de 20 intervenciones de cirugía de Parkinson anuales y se calcula que con esta nueva técnica, la cantidad de pacientes intervenidos podría duplicarse, alcanzando las 40 intervenciones al año.
El Parkinson representa el segundo trastorno neurodegenerativo más frecuente, por detrás del alzeheimer. Suele afectar a un sector de la sociedad que supera el umbral de los 60, aunque según la neuróloga Irene Martínez, “se han dado casos de pacientes menores de 40 años”. La doctora explica que el tratamiento consiste en medicarse, “aunque solo es eficaz de seis a ocho años, luego ya se plantea la cirugía, afirma.” Al hablar de la cirugía con el TAC intraoperatorio, la doctora Martínez cuenta que no todos los enfermos de Parkinson son aptos para someterse a dicha intervención. “Han de ser enfermos que tengan buena memoria, buenas condiciones y que hayan llegado al punto de rechazar el tratamiento médico”, explica.
Ambos expertos consultados coinciden en que esta novedosa práctica no supone precisamente un acercamiento a la curación de la enfermedad, ya que las investigaciones para la erradicación del Parkinson van en otra linea. Pero los doctores están convencidos de que a través de esta intervención "se gana tiempo y terreno" a una dolencia que afecta a cerca de 150.000 pacientes en España, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

lunes, 9 de diciembre de 2013

PARKINSON ES UN RETO PARA EL HUMOR

El actor canadiense-estadunidense Michael J. Fox vuelve a la pantalla con una serie televisiva donde da vida a un hombre que padece Parkinson, como una forma de afrontar la enfermedad que le fue diagnosticada hace 22 años, "con un gran sentido del humor".
De acuerdo con ANSA Latina, la serie, titulada "The Michael J. Fox Show", se emitirá en la cadena televisiva Nbc. En la misma, Fox encarna a Mike Henry, un presentador televisivo neoyorquino que abandona su trabajo tras saber que padece Parkinson.
Sin embargo, como sucede en la vida real Mike/Michael no se deja abatir y vuelve al trabajo, aunque con un bajo perfil.
"El Parkinson es un reto, pero he decidido afrontarlo con un gran sentido del humor", dijo el actor de 52 años en una entrevista.
Para Fox, se trata de un regreso a la pequeña pantalla después de 13 años. El actor comenzó su carrera interpretando algunos telefilmes y consiguió popularidad por su participación en la serie "Family Ties", sobre una familia de Ohio, transmitida por Nbc durante siete temporadas. 
El papel que le consagró, sin embargo, fue el de Marty McFly en la trilogía "Regreso al futuro".
En 2000, Fox abandonó casi del todo la actuación a causa de un empeoramiento de sus condiciones de salud, pero luego experimentó una gran mejoría.
"Algunas apariciones en la serie 'The Good Wife' me hicieron venir las ganas de volver a hacer más", explicó el actor.
"Las medicinas me han ayudado a tener bajo control los síntomas de esta enfermedad y ahora estoy dispuesto a afrontar este papel", agregó.
Michael va en serio, no en vano la Nbc ya encargó 22 episodios de la nueva serie. "Y lo que me gusta sobre actuar es que no veo ninguna razón por la que no debería hacerlo", comentó Fox.
En la serie hará una aparición su esposa, la actriz Tracy Pollan, mientras el papel de mujer "televisiva" estará interpretado por Betsy Brandt ("Breaking Bad").
La idea del "anchor" televisivo fue elegida porque hacía falta un personaje que no fuese demasiado distante de la realidad.
"Los conductores televisivos tienen una fama particular, se basa en la confianza y el afecto, son personajes públicos sin ser actores o atletas famosos", explicó.
Por último, y en prueba del hecho de que se puede vivir con el Parkinson, Fox subrayó orgulloso que "ya son 22 años" desde que fue diagnosticado con esa enfermedad, y eso que los especialistas le habían dado como máximo diez años de "autonomía" laboral.