Luis Alberto García Gil está casado, tiene dos hijos y 54 años y le diagnosticaron la enfermedad cuando tan solo tenía 44.
“Yo creía que tenía un tumor; el proceso comenzó dos años antes y fue un auténtico mazazo, se te cae todo encima, piensas que no vas a poder hacer nada”.
Alberto fue reaccionando y “levantando el vuelo”. Cuando le ocurrió no sabía nada sobre la enfermedad.
“Mi familia se dio cuenta de que movía torpemente una pierna y un brazo, yo no me di cuenta. Un día en una reunión fui perdiendo la escritura, empezaba a escribir grande y después hacía la letra muy pequeña hasta que desaparecía, como una línea”, nos cuenta Alberto.
No está demostrado que el estrés afecte como desencadenante de la enfermedad pero Alberto afirma que es una situación común a muchos enfermos. “Si tienes un trabajo estresante déjalo o cambialó porque el estrés hace avanzar la enfermedad. Si no lo haces puedes cavarte la tumba siguiendo con él”.Alberto es tratado con un neurotransmisor llamado levodopa.
“Los síntomas suelen aumentar pero es posible por lo menos retrasarlos o mantenerlos. Es básico el ejercicio de actividad moderada, ir gestionando el tema de tus neurotransmisores artificialmente, como el que echa gasolina y va ahorrando”
El apoyo familiar y del entorno es fundamental. “Anímicamente primero me hundí, luego en el proceso he ido superándolo con muchas ganas de vivir y ahora estoy mejor que cuando empecé la enfermedad”, asegura Alberto.
“Primero viene el mazazo y entonces tienes la certeza de que vas a terminar languideciendo y ser como un abuelito y dices, madre mía con 44 años la que me espera. Luego empiezas a dudar cuando vas a las asociaciones y ves gente con la misma enfermedad que ha resuelto ya tus dudas”, afirma Alberto.
“Ha cambiado mi escala de valores. Hay gente tan pobre que sólo tiene dinero. Ahora soy rico en buenos deseos de la gente en cariño y eso es lo que cuenta al final”, sentencia nuestro amigo Alberto.
Existe gente que te marca y a Alberto le ocurrió con un emigrante marroquí llamado Fadil. “Me dijo: eres tan buena persona que estoy rezando a mi Dios para que te cures. Yo pensé, no puedo decepcionar a éste ni a ninguno de los buenos deseos que tiene mi gente y decidí mantenerme bien”.
Alberto le pide a los afectados que reflexionen y comprueben que las dudas y los mitos no son tales: “Esto no es tan malo cuánto me cuentan, se puede hacer de todo, conducir, disfrutar de la vida, bailar; quizá con más esfuerzo o a otro ritmo, pero se puede. Hay que acostumbrarse a un compañero puñetero como es el párkinson, no dejarle mandar en tu vida“.
Me veo totalmente identificada con esta vivencia.Yo llevo luchando con él 9 años ,tengo 50años ,todavía le gano y espero que sea por mucho tiempo.
ResponderEliminarGracias a este blog muchas personas pueden no se encontraran solas.
Gracias a ti que tuviste la idea de comparti tu experiencia ,te animo a que sigas adelante,puedesy estas haciendo mucho y que tu blog sea en donde personas afectadas jovenes ,vean que no estan solas .
Gracias M. Angustias, saber que estás ahí me ilusiona y anima a continuar con nuestro blog. Un saludo
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