domingo, 11 de mayo de 2014

EL PARKINSON


La enfermedad de Parkinson es el trastorno neurodegenerativo más común después de la enfermedad de Alzheimer; sus síntomas cardinales incluyen temblor, lentitud en el desarrollo de la actividad motora, rigidez y dificultad para el mantenimiento del equilibrio de carácter progresivo. Estos síntomas incapacitantes aparecen usualmente en la sexta o séptima década de la vida y son debidos, en gran medida, a la reducción del contenido de dopamina en el estriado, causada por la pérdida de neuronas dopaminérgicas en la "pars compacta" de la sustancia negra. Se piensa que mientras los factores etiológicos pueden ser únicos (mutaciones en los genes de la a-synucleina o parkina; mutaciones en el genoma mitocondrial, )su patogénesis es el resultado de un conjunto de acontecimientos deletéreos encadenados (estrés oxidativo, depósito de hierro, oxido nítrico, acumulación de neurotóxicos, etc.). En ausencia de unas bases genéticas y neuroquímicas suficientes, la clasificación de estos procesos se establece preferentemente atendiendo a criterios clínico-patológicos. 
Hay un grupo de pacientes, que desde el inicio presentan los signos cardinales, que caracterizan a la enfermedad, de forma aislada, habitualmente asimétrica y prácticamente exclusiva, denominándose Enfermedad de Parkinson primaria o idiopática. Hay pacientes con enfermedades neurodegenerativas que afectan a diversas áreas del sistema nervioso, incluido el estriado, que se manifiestan por signos piramidales, cerebelosos, deterioro cognitivo y /u otros, en los que emergen en algún momento desórdenes rigido-acinéticos, generalmente simétricos; calificándose estas entidades de Síndromes parkinsonianos o Parkinson-plus. Finalmente, los signos parkinsonianos pueden aparecer en el curso de lesiones producidas en el cerebro por intoxicaciones, traumatismos, infecciones, tumores, etc., que se identifican como Parkinsonismos secundarios. 

Se dispone de varias de drogas capaces de aliviar los síntomas de enfermedad de Parkinson, pero su uso crónico a menudo se asocia con el debilitamiento progresivo de su eficacia y la aparición de efectos secundarios indeseables no controlables farmacológicamente. Este hecho y el mejor conocimiento fisiopatológico han propiciado la revitalización de los tratamientos quirúrgicos. No se dispone de ningún medio eficaz que detenga la progresión de la enfermedad, y el desarrollo de tratamientos preventivos está dificultado por el limitado conocimiento que existe sobre su etiología y patogénesis. 

Por regla general la enfermedad comienza entre los 40 y 70 años, con un pico de incidencia en la sexta década. Es muy infrecuente por debajo de los treinta años. Cuando aparece en edades inferiores a los 30 años se la denomina parkinsonismo juvenil, presentando usualmente un patrón diferente de degeneración de las sustancia negra y siendo en estas edades con frecuencia de causa secundaria o hereditaria. 

En la actualidad, no hay cura para la enfermedad de Parkinson. Pero distintos medicamentos proporcionan alivio espectacular de los síntomas. 

Al recomendar un régimen de tratamiento, el médico determina el grado en que los síntomas perturban la vida del paciente y luego adapta el tratamiento a la condición particular de la persona. Puesto que no hay dos pacientes que reaccionen de la misma forma a un medicamento dado, el obtener la dosis adecuada para un paciente puede tomar algún tiempo y requerir mucha paciencia. Aún así, los síntomas pueden no aliviarse por completo. En las etapas iniciales de la enfermedad de Parkinson, los médicos inician a menudo el tratamiento con una o varias de las medicinas menos potentes - tales como anticolinérgicos o amantadinas (véase la sección en este documento titulada "¿Hay otros medicamentos para controlar los síntomas de la enfermedad?"), guardando el tratamiento más potente, específicamente con levodopa, para la época durante la cual los pacientes lo necesiten más. 


Levodopa 

Sin duda, la norma dorada del tratamiento actual es el medicamento levodopa (llamado también L-dopa). L-dopa (del nombre completo L-3,4-dihidroxifenilalanina) es un producto químico simple hallado naturalmente en las plantas y en los animales. Levodopa es el nombre genérico utilizado para este producto químico cuando se formula para utilización medicamentosa en los pacientes. Las células nerviosas pueden utilizar levodopa para fabricar dopamina y suplir el suministro decreciente de dopamina en el cerebro. La propia dopamina no puede administrarse ya que no cruza la barrera sanguínea-cerebral, la trama compleja de vasos sanguíneos finos y células que filtra la sangre que llega al cerebro. Usualmente, los pacientes reciben levodopa combinada con carbidopa. Cuando se añade a la levodopa, la carbidopa retrasa la conversión de levodopa a dopamina hasta que llega al cerebro, evitando o disminuyendo algunos de los efectos secundarios que acompañan a menudo al tratamiento con levodopa. Carbidopa también reduce la cantidad necesaria de levodopa. 

El éxito de levodopa en tratar los síntomas principales de la enfermedad de Parkinson es un triunfo de la medicina moderna. Introducida inicialmente en la década de 1960, la levodopa retrasa el inicio de los síntomas debilitantes y permite a la mayoría de los pacientes de Parkinson - que de otra forma quedarían muy incapacitados - extender el periodo de tiempo en el que pueden llevar vidas relativamente normales y productivas.

Aunque la levodopa ayuda al menos a tres cuartas partes de los casos de Parkinson, no todos los síntomas responden igual al medicamento. La bradicinesia y la rigidez responden mejor a la levodopa, mientras que el temblor puede reducirse sólo marginalmente. Los problemas con el equilibrio y otros síntomas pueden no aliviarse en absoluto. 

Las personas que han utilizado otros medicamentos antes de iniciar el tratamiento con levodopa pueden tener que reducir o eliminar esos medicamentos a fin de sentir el beneficio completo de la levodopa. Una vez que comienza a administrarse la terapia con levodopa, las personas responden a menudo espectacularmente, pero pueden necesitar incrementar la dosis paulatinamente para obtener un beneficio máximo. 

Debido a que una dieta rica en proteína puede interferir con la absorción de levodopa, algunos médicos recomiendan que los pacientes que toman este medicamento restrinjan el consumo de proteína durante la cena. 

La levodopa es tan eficaz que algunas personas pueden olvidar que tienen la enfermedad de Parkinson. Pero la levodopa no es una cura. Aunque puede reducir los síntomas, no sustituye las células nerviosas perdidas y no detiene la progresión de la enfermedad. 


Efectos secundarios de levodopa 

Aunque beneficiosa para miles de pacientes, la levodopa no carece de limitaciones y efectos secundarios. Los efectos secundarios más comunes son náusea, vómitos, baja presión sanguínea, movimientos involuntarios e intranquilidad. En casos raros, los pacientes pueden tornarse confusos. La náusea y los vómitos ocasionados por la levodopa se reducen considerablemente con la combinación de levodopa y carbidopa que realza la eficacia de una dosis más baja. Una fórmula de liberación lenta de este producto, que da a los pacientes un efecto más duradero.

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